Un día como hoy de hace 71 años, en 1943, el mundo desconoce y por lo tanto es totalmente indiferente a la muerte de el gran científico croata-serbio-estadounidense Nikola Tesla, que justamente había fallecido en "The Newyorker" solo y desahuciado, y todo causado por los empresarios que no veían en su trabajo un gran futuro simplemente porque sería demasiado, demasiado barato para el pueblo, sistema (Corriente Alterna) que aún se usa en nuestros días pero no es tan barato. Recordar a Tesla es algo menester en mí en cada oportunidad que tengo porque él es el ejemplo, él fue el ejemplo y él será el ejemplo de lo que es querer el progreso de la humanidad, de lo que es querer, también, el descubrimiento de las grandes cosas y el beneficio que puede causar a las personas. Alguna vez, cabe recordar también, sucedió que Tesla trabajó para Edison, lo cual fue un conocimiento total de este último sobre el primero. Se dice mucho que Edison siempre fue una persona que trató de una forma sumamente despectiva a Tesla, y vio en su trabajo tanta utilidad que decidió hacerle la vida imposible (lo que al final, en cierto modo, logró). Por ejemplo, una vez, para demostrar lo peligrosa que era la CA (Corriente Alterna) electrocutó a un elefante, o por ejemplo, dejó a un hombre muy malherido luego de sentarlo a una silla conectada a esta corriente, sólo para que la gente viera que lo más efectivo era usar la Corriente Directa que él había puesto en marcha desde hace mucho tiempo. Tesla, para mí, fue un genio incomprendido que mereció, merece y merecerá siempre un reconocimiento en el mundo por ser un mago de la electricidad, una mente tan potente, tan brillante y tan gigante que debe de ser una de las mentes más insaciables, más curiosas, más todo que la humanidad ha tenido. Este hombre ha ido ganando fama con el tiempo porque la gente ya se fue enterando de las maldades que llegó a hacer Edison y las maravillas que llegó a hacer Tesla. Tesla por ejemplo está homenajeado en muchos lugares, sea en Belgrado (donde el mayor aeropuerto tiene su nombre) o hasta en la calle Berlín de Miraflores, acá en Lima, Perú. Sea como sea, yo siempre he pensado y siempre pensaré que el señor Nikola fue un maestro y lo que nos dejó durará por siempre.
Nada más, amigos, me retiro, espero que les haya gustado la entrada y disfruten de estas vacaciones porque, acá en Perú, el sol está que arde. Hasta luego.