Hace unos días comencé a leer un libro de Ernesto Sábato que estaba encima de un televisor antiguo que hay en mi casa. Este libro tiene de nombre: "La resistencia" y su género es de ensayo. El libro, que por cierto aún no termino, toca temas de cómo las diversas convenciones contemporáneas están acabando con las antiguas costumbres, quizá más sanas, que se tenían en el pasado. Uno de las líneas del libro quiere dar este mensaje: Nos hablamos más con una persona que está detrás de una pantalla que con una persona que está al frente de nosotros; por eso es que buscamos excusas para dejar de hablar con la misma (curiosamente, pues, nuestros horarios se ven reducidos para ellos). Mi teoría es que aunque siempre cada ser humano ha tenido su "punto antisocial" definido, ahora se ha intensificado más con aparatos tecnológicos como el Internet y claro, con la televisión; esa caja boba, de la cual no podemos despegarnos nunca porque increíblemente y aun así nos aporte realmente poco (hay programas que sí valen la pena), nos engancha como si fuera carnada y nosotros unos hambrientos y pobres peces que nunca antes han comido en su vida. Muchas cosas que pasan en televisión tienen que ver con los espectáculos y acá en Perú, hay una gran cantidad de periódicos que sólo trata de sobre los espectáculos que dan en la misma, cientos de miles de estos periódicos son comprados cada día por los diversos sectores socio-económicos de mi tierra. Así es, aquí en el Perú hay miles de cosas de la cual estar orgulloso: tenemos a un escritor de la talla de Mario Vargas Llosa; tenemos, como muchísimas personas la han calificado, la capital gastronómica del mundo; e incluso tenemos una de las economías con mayor crecimiento de la región. Pero también tenemos algo de lo que Iberoamérica no se siente muy orgullosa (y si se siente orgullosa por eso, ¡caray!): Tenemos el periódico más vendido del habla hispana en el mundo, con más de 700 mil ejemplares vendidos cada día, el Trome, nuestro "diario bandera", goza de haber vivido muchos años y de tener augurado un futuro seguramente muy largo. Está bien, sí, la noticia no es nueva, ya se sabe de hace algún tiempo, pero cada vez que la oigo, mis orejas vibran, ¿por qué? Pues, ésa es la misma pregunta que me hago. ¿Con cuánta dignidad deja esto a nuestro idioma? Si no saben, acá les dejo el enlace del periódico para que vean cómo es más o menos (si es que no viven en Perú): Enlace. Lo peor de esto es que este periódico le pertenece al diario con más prestigio de mi país: "El Comercio", el mismo que se ha adueñado de la mayoría de periódicos de todo el Perú, una desgracia, ¿eh? Ya pues, muchos nos quejamos, pero... ¿qué se puede hacer al respecto? Nada, creo yo todavía, pues creo que todavía los que nos molestamos por esto somos claramente menos en comparación a los que salen a su quiosco a recibir (o reciben en su carro sólo por una(s) simple(s) moneda(s)) este conjunto de papeles impregnados de ignorancia e imágenes de chicas con escasa ropa. Como todo en el mundo, si hay una solución, tiene que comenzar a idearse ahora para que se ejecute más próximamente, pues estos procesos, sobre todo en países que están hace años en "vías de desarrollo" como el mío, pueden llegar a durar años y quizá nada llegue a cambiar. Es realmente penoso que un periódico así de una imagen errónea para algunos de lo que es nuestro idioma, pateando la cara de Cervantes, la de Quevedo, la de Borges, Cortázar, Bolaño, Sábato y la de miles de nuestros escritores en general.
De nosotros depende, entonces, que el idioma otra vez vuelva a tener su prestigio y que no se pierda de esta forma. Pues, si no hay clientes, no hay producto. ¡Que las jergas no nos dominen! Hasta luego.