Volviendo a los antiguos y, aparentemente muertos, "miércoles de filósofos", hoy tengo una buena excusa para escribir sobre un filósofo, esta vez, sobre el señor Karl Jaspers, que moría un día como hoy pero del año 1969, hace 45 años, cuando él tenía la edad de 86. Karl Jaspers fue un filósofo colosal, aportó ideas a la filosofía, se apoyó en ella incluso para su profesión a la que nunca dejó de lado en si vida: la psiquiatría. Karl Jaspers nació en Oldenburg, ciudad alemana en el estado de Baja Sajonia, muy cerca de Bremen, en el año 1883, un 23 de febrero. De su niñez y adolescencia no se sabe mucho, probablemente fue normal, y lo que más resalta de su vida es su juventud, épocas ya universitarias: En el año 1902 opta por dejar definitivamente (cuestión de gustos) la escuela de leyes y decide cambiarse a medicina, cosa que desde tiempos atrás ya la estaba atrayendo. Luego de 7 años, en el año 1909, termina la carrera de medicina, después de eso ya comenzó a trabajar en el digamos, conocido, hospital de psiquiatría de la gran ciudad alemana de Heidelberg. Uno de los motores de Jaspers, según se sabe, fue, al ver que por comienzos del siglo XX los médicos le daban muy poca importancia al tema de las enfermedades, mejorar en ese aspecto internamente y externamente, claro está. Pasó 4 años en la clínica cuando, en la misma ciudad alemana, consiguió un puesto temporal como profesor de psicología en la facultad de filosofía de la también prestigiosa universidad que esta misma ciudad tiene: La Universidad de Heidelberg. "Mejorando ando", seguramente era el lema del señor Karl, porque luego de un lapso de tiempo, su puesto en la universidad se volvió permanente, por lo que nunca más volvió a poner un pie en el hospital psiquiátrico en el que alguna vez trabajó. Los problemas de Karl Jaspers llegarían en la época del régimen nazi; porque su esposa era judía, por lo cual pasaron diversas cosas: Aunque pudo seguir enseñando en la universidad de Heidelberg, todos los derechos de poder dirigir se le quitaron inmediatamente; su libro "Descartes" fue destruido por el régimen. Y para terminar, en 1942, cuando tenía la oportunidad de por fin abandonar Alemania, la única condición que le ponían era que entregara a su mujer a los nazis; Karl no aceptó de ningún modo. Luego de esto, en el año 1946, cuando se acabó la guerra y volvió a tener poder en la universidad pidió una "desnazificación" del profesorado, lo cual tendría por ahí sus logros. Un año después, ya llegando a fines de la primera mitad del siglo XX, Karl recibe el Premio Goethe, que alguna vez recibió, por ejemplo, el señor Sigmund Freud, Max Planck, Hermann Hesse y posteriormente al mismo Karl, el señor Thomas Mann. Luego de ver los problemas políticos que seguían en Alemania, dentro de la post-guerra, decidió continuar su profesorado en Basilea, la famosa ciudad suiza. Pasó el resto de su vida en Suiza, e incluso publicó un libro hablando sobre sus opiniones de Alemania, las cuales no le gustaron a los poderosos del país germano, lo cual hizo que este señor se nacionalizara suizo, en el año 1967. Después de dos años, en la misma ciudad de Basilea, murió dejando una prolífica vida atrás.
Esto ha sido todo por hoy, me alegra de que te haya gustado la entrada y nos vemos mañana con otro tema que seguramente también te gustará. Hasta luego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario