Este domingo se cumplirán 37 años desde la muerte del filósofo alemán Martin Heidegger. Nacido en 1889 (el año en que se sumergió en la locura, el señor Nietzsche), el 26 de septiembre, tres días después del cambio de estación. De joven ya demostró un gran genio, en la Universidad de Friburgo de Brisgovia, estudió teología (católica), ciencias naturales y, obviamente, filosofía. En el siglo pasado, fue un gran exponente del existencialismo, junto con el francés Jean Paul Sartre. Heidegger adoptó el término (alguna vez usado por Nietzsche, pero con el nombre de "filosofía a martillazos") llamado "destrucción de la metafísica". En el año 1927, se publicaron todas sus ideas en su libro (el más importante, dicho sea de paso) llamado: "Ser y tiempo". Así como en el existencialismo fue gran exponente, también lo fue, en el neokantismo, una corriente filosófica que se basaba (así es, se desintegró) en ideas kantianas y hegelianas, y que nos daba la idea de la crítica del conocimiento, frente a la importante e imponente metafísica. El señor Martin fue altamente influido por las ideas nietzschanas, kierkegaardeanas, hegelianas y kantianas, y fue también una gran fuente de conocimientos para filósofos como: Sartre, Ricoeur, Foucault, Vattimo y hasta el anterior miembro más importante del papado, Joseph Ratzinger.
Fue muy criticado por su unión al partido nacional-socialista alemán (o sea, popularmente, los "nazis"), pero esta historia aparte, deja un sinfín de opiniones que no nos harán llegar a nada.
Heidegger murió el 26 de mayo del año 1976, a la edad de de 87 años.
Cuídense, nos escribimos mañana, los quiero, Zaratustra los bendiga.
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